dijous, 24 de febrer del 2011

Señales

Hoy he tenido una.

Había quedado con mi amiga Eleni, en la universidad, para que me acabase de explicar como hacer la puntera de los calcetines a punto que me ha estado enseñado a hacer. Después de mostrarme como debía hacerlo, hemos hablado de cosas varias para acabar criticando un poco al país.
Sí, hemos criticado el país, porque Grecia es el país del “xalará” y ni ella, que es rusa, ni yo, que soy catalana, funcionamos en modo “xalará”, al final, hemos llegado a la misma conclusión, en Grecia, al menos en Tesalónica, funcionan exactamente igual que hace 2000 años... a base de Panem et circenses, ayer hubo huelga (esta vez no supe que reivindicaban y hoy hay fiesta porque resulta que es Carnaval…) Cabe decir que he vivido mas huelgas en 5 meses en Grecia que en el resto de mis 24 años.

Hacia las 15:00h ella se ha ido a su clase de fonética y yo, que había pensado irme a casa, he cambiado de opinión y he pensado en pasarme por una especie de FNAC que hay por estos lares y que se llama PUBLIC. Ya hace días que pensé en comprarme una edición de las poesías completas de K. Kavafis como recuerdo de mi estancia en tierras griegas.
Así que, dando un paseo, me he dirigido hacia PUBLIC con la intención de comprarme el libro, ya que, el próximo jueves vuelvo a Barcelona y las tareas se me empiezan a amontonar.

Cual ha sido mi sorpresa cuando, he aquí la señal, al entrar en PUBLIC oigo que la canción que surge de los altavoces no es más ni menos que “Amigos para Siempre” de Los Manolos...
Por un instante me he quedado plantada en la entrada sin moverme hasta que, lentamente, he empezado a recorrer el espacio atestado de libros, mientras iba pensando en lo que podía significar que justo en ese instante hubiese entrado en ese lugar, que justo esté a una semana de irme de Tesalónica donde, por cierto, las cosas no han sido como esperaba y, sobretodo, que haya sido una canción como esta. Una canción que ha quedado en la memoria colectiva como banda sonora de las Olimpiadas de Barcelona 92’ y, por supuesto, el mensaje que transmite, de sobra, conocido para todos aquellos que vivimos ese gran momento.

Esta señal, sincronía o casualidad, como querías llamarla, no me ha dejado del todo indiferente... de algún modo me ha hecho pensar que quizás, no debería ser tan dura con Tesalónica y recordarla con cariño como, se recuerdan, a los amigos para siempre ;)

Y aunque queda algo demodé os pongo un video del youtube con la canción.

dilluns, 14 de febrer del 2011

Decepción



Y llegué a Ítaca. No a la Ítaca del final, pero si a uno de sus puertos...

Y, al llegar, me pregunté: ¿cómo es posible que después de tanto recorrido lo que he encontrado no es lo que esperaba?

La princesa del norte pronto me mostró su lado más cruel y despótico, arropada por su tradición balcánica, no quiso acogerme en su seno, sino que prefirió alejarse de mi... De esta manera, ambas nos separamos, e iniciamos caminos por separado, para no volver a dirigirnos la palabra, al menos de momento.
¿Cómo es posible que en Tesalónica no haya encontrado más que decepción, tristeza y congoja?

Me vienen a la mente los versos del poeta José Hierro en su poema “Vida”:

“Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada."

Creo que no hacen falta palabras... el poema es suficientemente explícito como para entender a lo que me refiero...